El puerto de Barcelona se encuentra entre los cinco más activos del Mediterráneo y aspira a convertirse en la puerta logística de Europa en este mar. Sin embargo, la falta de espacio donde crecer suponía una limitación al aumento del volumen de tráfico del puerto.
El crecimiento del tráfico marítimo experimentado durante la década de los noventa superó las previsiones más optimistas del Plan Director y agudizó el problema de escasez de superficie portuaria. Tanto el Plan Director de 1990 como su posterior actualización ponían de manifiesto que el déficit de infraestructuras del Puerto de Barcelona además de hacer inviable la satisfacción a medio plazo de la demanda de tráfico, impedía el desarrollo de nuevos servicios intermodales y logísticos, de acuerdo con las exigencias que iba a platear la demanda portuaria.
La construcción de los diques de abrigo y las medidas correctoras en la línea de costa se erigieron como las obras más importantes dentro del Plan Director, por la importante movilización de recursos requerida, y sobre todo por ser piezas clave en la estrategia escogida para la expansión hacia el sur dentro del proceso de ampliación del Puerto de Barcelona.
•Reordenación del tráfico marítimo.
•Aumento del tráfico de mercancías.
•Cubrir a medio plazo de la demanda de tráficos.
•Desarrollar nuevos servicios intermodales y logísticos imprescindibles en la gestión de una moderna instalación portuaria.
