Medellín cuenta con una amplia historia de experimentación y transformación urbana en la que durante varias décadas la ciudad aprendió a diagnosticar, planear y actuar simultáneamente para resolver problemáticas sociales, ambientales, de movilidad y espacio público, entre otras. En solo 25 años hemos pasado de una tasa de homicidios por cien mil habitantes de 380,60 en el año 1991 a 20,05 en el año 2015. En la década de los 80, problemáticas como el narcotráfico, la violencia, la inequidad, la decadencia de la industria, la expansión urbana incontrolada e informal y la construcción en zonas de riesgo, representaron dificultades urbanas y sociales para la ciudad. Y es justo en este punto de quiebre, donde a través de los procesos de planificación, arquitectura de calidad, proyectos urbanos, intervenciones integrales, trabajo en equipo y participación activa de la sociedad, se lograron importantes procesos transformación.
En 1999 se formula el primer Plan de Ordenamiento Territorial, fundamentado en la función social y ecológica de la propiedad, la prevalencia del interés general sobre el particular y la distribución equitativa de las cargas y los beneficios. Luego de las revisiones de 2006 y 2014, el derecho a la ciudad, la sostenibilidad, la equidad y la resiliencia territorial, siguen haciendo parte del marco estratégico que posibilita una ciudad cohesionada, enfocada construir una ruta de ciudad a largo plazo.
Después de superar una larga crisis, hoy Medellín es la suma de innumerables enseñanzas y experiencias, que le apuestan a la construcción de una ciudad compacta y sostenible que emprendió el camino hacia la ciudadanía activa, con alto sentido político y democrático, vinculada a los procesos de transformación y toma de decisiones para el futuro de la ciudad. Gracias a la corresponsabilidad ciudadana e institucional hemos encontrado respuestas y soluciones a momentos críticos, con la combinación de instrumentos derivados de la planificación, el urbanismo, la arquitectura y la infraestructura.
• Cultura ciudadana y participación: El comportamiento ciudadano e institucional nos ha generado condiciones para lograr normas sociales positivas, legalidad, la transparencia y eficiencia en el uso de los recursos públicos.
• Convivencia ciudadana: A medida que se restablecen progresivamente los niveles de seguridad de la ciudad, se recobra la confianza en las instituciones para un escenario de construcción de paz y respeto de los derechos.
• Leer el territorio: El relieve y las cuencas de quebradas propician la división entre los barrios y comunas, generando fronteras sociales, culturales y un ámbito apto para el conflicto. Las Intervenciones a manera de «costura” facilitan la conexión entre barrios históricamente divididos. Construir sobre lo construido y entender las dinámicas que actualmente conservan los sectores le da escala humana a la ciudad
• Arquitectura y proyectos Urbanos: Medellín es un ejemplo claro de transformación a partir de intervenciones urbanas; es por esto que se convierten en el punto de partida para la implementación del modelo de ocupación propuesto en el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial; a través de las áreas de Intervención Estratégica y la puesta en marcha de los instrumentos de gestión.
• Intervenciones integrales: La inversión en infraestructura física, urbana y la planeación de la ciudad en función de la calidad de vida de los habitantes, atienden las necesidades fundamentales mediante un esquema participativo de intervención integral. Estrategias como “el urbanismo social” hacen parte de una visión que facilita los procesos de apropiación de las comunidades para los proyectos de infraestructura.
• Apuestas por la movilidad sostenible: En los últimos años Medellín ha logrado la integración de los sistemas y medios de transporte, proporcionando a los ciudadanos un servicio accesible, fluido, seguro y de calidad, que aporte a su calidad de vida y a la sostenibilidad de la ciudad.