A día de hoy la mayoría de la población mundial vive en las ciudades, y la tendencia sigue creciendo. Esto nos obliga a replantear las ciudades de otra manera, con criterios de sostenibilidad social, ambiental y económicos. Con un concepto global de lo que significa vivir en la ciudad.
Esto nos lleva a las ciudades, no importa el tamaño, a enfrentarnos a nuevos escenarios de convivencia en el que la naturaleza, la cultura y la sociedad, que hasta ahora se han gestionado de manera separada, se alíen en torno al interés de la comunidad, de la ciudadanía.
Tenemos que ser capaces de ser respetuosos con el medio ambiente creando un equilibrio que nos permita seguir generando oportunidades y servicios para los habitantes con una gobernanza democrática y participada y socialmente integradora. Convertir en objetivo prioritarios de cualquier acción, el caminar hacia una CIUDAD AMABLE, como lugar y modo de vida de la ciudadanía. El eje central debe de ser la persona, el ciudadano.
Irun desde el desarrollo de su Plan de Movilidad Urbana Sostenible, su Plan General de Ordenación Urbana y diversas políticas de dinamización comercial y cultural, además de programas permanentes de participación ciudadana, lleva años siendo un ejemplo de ciudad amable para la ciudadanía.
Una ciudad para vivir, con políticas de acceso a la vivienda que ayuden a quien lo necesita. Con una oferta de viviendas públicas de alquiler que se adapten a las nuevas necesidades de las familias actuales.
Una ciudad accesible, con especial atención al peatón y a los más vulnerables (ancianos, niños y discapacitados). Con un transporte público eficaz y universal, con la defensa de otros vehículos sostenibles como la bicicleta.
Una ciudad habitable, con una activa defensa del espacio público como elemento de calidad de vida: dando la importancia que se merecen a las calles, las plazas, los jardines, los lugares abiertos,…
Una ciudad compensada en su centro y sus barrios. Con una red de equipamientos completos y servicios para sus habitantes.
Una ciudad viva que trabaja por la innovación, la cultura y la creatividad. Con calles comerciales y activas.
Una ciudad participativa gracias a una ciudadanía informada y volcada en colaborara para mejorar entre todos. Que entienda la participación como un derecho básico de la ciudadanía de conocer lo qué pasa en su entorno y poder contribuir con su opinión en las decisiones.
Una ciudad heterogénea, multicultural y de convivencia. Con respeto a la diferencia y a la intimidad.
Una ciudad preocupada por el futuro, consciente de la necesidad de un desarrollo urbano sostenible y equilibrado con protección del paisaje urbano y la naturaleza.