La quebrada «La Iglesia» es una fuente hídrica que une los municipios de Bucaramanga y Girón, recibía vertimientos del alcantarillado local y del relleno sanitario El Carrasco (lixiviados), lo cual la convertía en una zona de malos olores y deterioro ambiental, que generó históricamente una desatención total de su ronda hídrica. La ciudad se desarrolló “de espaldas” a ella, sin ningún tipo de valoración o reconocimiento. Hace varios años, la entidad administradora del servicio de alcantarillado canalizó el cauce y construyó un colector paralelo para captar las aguas servidas y más recientemente (2014-2015) la administración municipal de Bucaramanga financió la construcción de una planta de tratamiento de lixiviados, que redujo al mínimo el vertimiento contaminante.
Ante esta oportunidad, el Area Metropolitana de Bucaramanga como entidad que articula el desarrollo de los municipios de su conurbación inicia la revisión de unos diseños que se habían realizado algunos años atrás, para habilitar un corredor de movilidad alternativa, dotación de espacio público y recuperación ambiental de la fuente y el entorno. Paralelamente se contrató en convenio con FINDETER el estudio de sostenibilidad del proyecto, ya que las zonas aledañas podrían tener un aprovechamiento inmobiliario importante y al interior, pueden desarrollarse pequeños negocios de bajo impacto.
El proyecto tiene 9 kms de longuitud y aproximadamente 60 mts de ancho para un área aproximada de 50 has, que serían un espacio maravilloso de conectividad ecosistémica y de transporte alternativo. En 2015 la Entidad construyó el primer km de parque lineal, y se tramitó ante FINDETER la posibilidad de su financiación total.
Vinculación de un área degradada por el impacto de actividades humanas, para incorporarla al espacio público útil que puede adicionalmente generar oportunidades para el desarrollo urbano futuro de alta calidad.
Reconocimiento del valor ecológico de las rondas hídricas urbanas y el mantenimiento o enriquecimiento de especies nativas allí presentes.
Creación de un corredor alternativo de movilidad metropolitana, mediante la ubicación de ciclorutas y senderos peatonales que permitan reducir el impacto del transporte convencional en este corredor.
Desarrollo de un modelo de sostenibilidad para la conservación de estos espacios públicos y desarrollo de un mercado inmobiliario que se apropie de las nuevas áreas públicas.