La avenida Diagonal fue proyectada originalmente por el ingeniero y urbanista Ildefonso Cerdá como una de las arterias principales de la ciudad, que corta oblicuamente la retícula racionalista que él mismo diseñó para el Ensanche. Comienza tocando al mar, en la zona del Fòrum, y cruza diagonalmente la ciudad en dirección a Lleida y Madrid. Es la avenida más ancha y más larga de la ciudad, con su sección constante de 50 metros y su recorrido de 11 kilómetros.
En su tramo central, entre las Glòries y la plaza Francesc Macià, los mayores problemas que presentaba la vía es que estaba regularmente congestionada por el tráfico rodado y que los peatones no disponían de suficiente espacio. Para los vehículos contaba de una calzada central (con tres carriles de circulación por sentido con uno de reserva para autobuses) y dos laterales, y para los peatones existían dos aceras laterales y dos paseos.
La reforma que se realizó del tramo central representó una mejora del espacio urbano suave y moderada que buscó revitalizar el paseo manteniendo su esencia y resolviendo los problemas. El objetivo fue conseguir que los peatones, las bicicletas y el transporte público, junto con otros medios de transporte sostenible, fueran progresivamente los protagonistas de la movilidad en el tramo central de la avenida. Se actuó especialmente en los laterales: se ampliaron las aceras hasta los 7 metros, se ubicó un carril bici, aparcamientos de motocicletas y un carril para vehículos de servicios para facilitar la carga y descarga de mercancías.
• Relanzar la avenida como eje comercial y de ocio de la ciudad.
• Mejorar un espacio público singular para potenciar la circulación de peatones.
• Regenerar el espacio de paseo para impulsar la creación y mantenimiento de establecimientos comerciales, y continuar siendo una de las avenidas de prestigio y más exclusivas de la ciudad.
• Potenciar el cambio de hábitos en la movilidad, apostando por el transporte público en detrimento del vehículo.